(Historia sobre una foto)
Apresurada, paso a la Esperanza a comprar un pastel para él.
Su cumpleaños es muy cercano al mío, hace mucho tiempo que no nos vemos, aunque hablamos todos los días.
Ha pasado mucho tiempo después de nuestros cumpleaños, pero aun yo no podía salir.
El no ha visto cuanto he cambiado y tampoco yo lo he visto a él, mientras me operaban, para ya no había remedio ni tratamiento, él dice que ni modo hay que volver a comenzar, me escribió mensajes antes de la operación, diciéndome que íbamos a estar bien, y si es con él, en cualquier universo voy a estar bien.
El es mi 2%, el es la esperanza cuando uno ya está caminando hacía Mictlán, a veces creo que no se fue porque no tiene perro que lo guíe o tal vez porque es una luz muy brillosa y tal vez allá aún hay suficiente luz.
Atravieso toda la ciudad, para llegar a su casa, vive hasta donde da vuelta el viento, pero no hay de otra, recorrería todos los km del universo por él.
Subo las escaleras y el me espera en el último piso, respiro profundo porque no sé qué hay más allá, pero qué más da. Me asomo, lo observo, lo veo nuevo, pero sigue siendo el. Nos abrazamos y no ha pasado nada, somos lo mismo y todo esta bien.
Nos reímos, platicamos, decimos las mismas idioteces de siempre, nos burlamos de la vida porque no ha logrado salirse con la suya y aunque el no sabe bailar, lo bailado nadie nos lo quita.
Su mamá sube con el pastel y descubrimos que tiene lunetas adentro, llevo mi cámara instantánea y le tomo una foto con sus papás, se las regalo.
Tomo de inmediato otra justo cuando el, siempre terco, siempre firme, siempre hábil, toma con sus muñones el cuchillo y parte ese pastel. 29 años en este planeta, y el primero después de regresar de aquella tormenta.
Sonríe, esta feliz de verme y yo soy la mas dichosa de volverlo a ver. Es mi mejor amigo, es mi hermano, es mi barbón, mi bebé, es mi Oscar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario