martes, 10 de agosto de 2021

Rojo

(La primera vez que me sentí mujer)

La ducha lista, el agua caliente evaporándose y cayendo gota tras gota, tras la gran ventana de aquel baño de filtraba el halo de luz que bañaba cálidamente esa habitación.

Aquel fin de semana mi prima Vero me hacía compañía y solía sentarse en la tapa de la taza del escusado para platicar conmigo mientras me bañaba.

Como suele suceder me dieron ganas de hacer pipí y de un momento a otro el pánico me invadió; de mi entrepierna emergió liquido rojo y la primera idea que llego a mi cabeza fue “no, no ahora, es muy pronto”.

Mamá siempre abierta, siempre informada, había tenido esa platica conmigo, nos había reunido a mis primas y a mí en el baño y nos había enseñado como sirve una toalla sanitaria y como se pone, que es un tampón y como colocarlo, que hacer en esos casos, como actuar.

Le dije a Vero lo que pasaba con lágrimas en los ojos, ella siempre fuerte y protectora, tomo la toalla y metió su brazo a la regadera para cerrar la llave y me ayudo a taparme, me dijo que todo estaría bien y que no me preocupara.

Mamá llego unos minutos después de unas compras y le contamos lo sucedido, me explico que la menstruación no viene precisamente de la uretra que probablemente la coloración se debía a haber comido betabel.

Respire con alivió. No estaba lista para crecer y ser algo más que no fuera yo.

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